En mi afán por comprenderme y comprender a los demás, hace siete años que inicio una aventura personal. Aventura que decidí emprender después de una catarsis personal donde tocas fondo, la confusión te ofusca y la fe, la curiosidad y la atención plena (mindfulness o conciencia plena) se convirtieron en la guía que me ayudó a seguir ascendiendo “por una nueva montaña completamente desconocida”
Y ahí sigo, ascendiendo, disfrutando del camino, de cada sendero, de cada bosque, de cada noche estrellada y de cada amanecer. De las nubes, unas veces oscuras y, de los días de sol, que también hay muchos. Y, sobre todo, disfrutando de las almas lindas que me voy encontrando por ese ascenso y a las que este Universo me ha dado la oportunidad de acompañar. Almas que sienten, que tienen los mismos miedos, las mismas dudas, los mismos deseos y las mismas inquietudes que yo. Todas, absolutamente todas, son una maestría de vida, auténticos aprendizajes.
Y transitando por ese ascenso descubrí el propósito de mi vida, lo que me hace vibrar, lo que hace que la vida, para mí, tenga sentido: acompañar a las personas a reencontrarse consigo mismas, a comprenderse para aliviar y afrontar el estrés y el sufrimiento.
Adoro el silencio, descubrir que nada es perfecto, que todo es cambiante y que existe una interconexión con todo lo que nos rodea.
Y en esa interconexión, es asombroso observar cómo todo ser humano tenemos inquietudes parecidas y preocupaciones semejantes, que adoptamos conductas según patrones similares de pensamiento dependiendo de la educación y la experiencia recibida.
Somos humanos imperfectos, singulares y perfectos en esa imperfección y particularidad de cada uno. Distintos e iguales, distintos, pero no distantes.
Convencida de que el autoconocimiento es el camino más directo y salvaje para el crecimiento y la transformación. Lo he vivido, lo sigo viviendo en mi propia piel y tengo la inmensa suerte de ser testigo de ello con cada persona que acompaño.
“Cuando bebas agua, recuerda la fuente”
-PROVERVIO CHINO-
Conectar con mis valores me lleva a este proverbio chino.
Para mí, los valores es lo que hace mejor al ser humano. Los aprendemos, los heredamos, los adquirimos.
Estos valores son lo que represento, lo que es más importante para mí:
CONGRUENCIA
Serme fiel a mí misma, y mantener una relación lógica y coherente entre lo que siento, lo que digo y lo que hago.
CARIÑO
Comprender, cuidar e inspirar a las personas desde el corazón, con amor a mí misma y a los demás.
GRATITUD
Reconocer y apreciar la experiencia, el conocimiento y el aprendizaje recibido de la vida y de las personas que, por cualquier circunstancia, lleguen a mi camino de avance continuo.
EQUILIBRIO
En continua busca de la paz y armonía en mi vida que me garantiza estabilidad, calma y bienestar.
Te deseo un buen camino.