
Agradezco cada día haberla descubierto. Y hablo de descubrimiento, porque estaba oculta dentro de mí. Ya he comentado antes que se trata de una capacidad que toda persona posee.
De hecho, mi generación anterior ya la practicaba.
Llamó a la puerta en dos ocasiones.
La primera saliendo de una depresión. Por aquel entonces, hace ahora unos quince años, mi Psicóloga ya me habló de la atención plena, de Mindfulness.
La verdad es que me pareció que tenía mucho sentido, me pareció muy lógico todo lo que me compartía…pero mi vida siguió sin que me enamorara de esta disciplina.
Es en el año 2016 cuando Mindfulness vuelve a llamar a mi puerta. El exceso de trabajo, una autoexigencia descomunal, el estrés cotidiano y la enfermedad de un familiar, hicieron que la ansiedad se convirtiera en una despiada compañera diaria.
Debo a Mindfulness el poder parar, darme cuenta, observar, explorar y transformar.
Ha sido un freno progresivo. A cada desaceleración me iba dando cuenta de más cosas. De cómo me estaba “no cuidando”, de cuan exigente era conmigo misma, de los patrones de conducta que llevaba “tatuados”, de las pautas de comportamiento nada adaptativas, de mi propio sufrimiento.
Y cuando desaceleré, Mindfulness me enseñó y me sigue enseñando a cómo aprender a gestionarme emocionalmente, a saber, quién soy y qué me hacer sentir bien, en calma, qué me motiva, cómo cuidarme, qué mantiene vivo mi entusiasmo, cómo quiero relacionarme conmigo misma, con quienes me rodean y con el mundo.
Un aprendizaje vivo, cambiante, en movimiento, sostenible, inspirador y muy gratificante.
Y ahí sigo, aprendiendo, cambiando, en continuo movimiento, inspirándome con cada conocimiento, con cada descubrimiento, con cada linda alma con la que voy coincidiendo en este hermoso camino. Cada vez son más, cada vez somos más.
Creo que, cada vez más, las personas necesitamos comprendernos para aliviar y afrontar nuestro propio sufrimiento. Y de aquí nace el propósito de mi vida o lo que tiene sentido para mí:
Acompañar a las personas a comprenderse para aliviar y afrontar su sufrimiento.
Porque si te comprendes, te conoces, porque si te conoces te puedes amar.
Amarte en el sentido de comprenderte, cuidarte, inspirarte.
Porque si te amas, puedes amar a los demás. Comprenderlos, cuidarlos, inspirarlos.